Giuliano Bartolozzi
Spazio Zero
Desde los inicios de su carrera, Giuliano Bartolozzi (Itaia, 1947) se interesò en la fotografia para idear los modos de representación que le permitieran expresar lo real y lo imaginario. Sus investigaciones en torno al hecho artistico lo llevan a replantear la utilización de esta técnica, para transformar su aplicación en campo abierto que admite la explotaciòn de distintos medios y soportes. Su proceso creativo parte de una selección de imágenes –fotografiadas, dibujadas, estampadas o impresas – que luego mezcla para crear sorpresivas hibridaciones que enriquecen notablemente el discurso plástico. Su temática se inspira en el mundo vegetal; asi describe la flora tropical a través de sus componentes básicos: flores, frutos, espigas, ramas, arboles y arbustos, los cuales conforman los motivos de sus indagaciones artisticas. Las formas emergen del plano para convertirse en un alto o bajo relieve; a su vez, el espacio penetra el formato, lo fractura, lo expande, liberando la composición de sus limites convencionales. De este modo, recorta, ordena, estructura, desmenuza y superpone imágenes que se traducen en una vision poética del entorno natural. “En pocas palabras – afirma el artista – dejo que la realidad me sugiera una forma abstracta en la cual desarrollar mi temática de siempre: la materia y sus posibilidades. Entonces dicha realidad me estimula racionalmente y emocionalmente a buscar un ICONO (como, en este caso, la flor) y utilizarlo como aelemento simbolico…”. Ėste es el eje que orienta sus busquedas, virtualmente plasmadas en su reciente exposición exhibida en la Galeria Spazio Zero, entre el 17 de mayo y el 17 de junio. La muestra reunió un conjunto de obras que abarcaban el dibujo, la pintura y la instalación, técnicas que ejecuta mediante la combinación de productos industriales que evidencian tanto su aspecto material como inmaterial. Bartolozzi resalta sus acabados puros y elementales, lo cual otorga una síntesis visual y conceptual que elude los rebuscamientos intelectuales. A través de una meticulosa artesania. este creador manipula lo visible y lo invisible hasta obtener un resultado sutil y delicado, pero radical y contundente en sus posturas. Desde esta perspectivas, su propósito es destacar la curvatura de las formas, la organicidad de las figuras, el ritmo que causa la repetición de una imagen, los contrastes que se suscitan del enfrentamiento entre tierras y vacios, o entre claros y oscuros. En la obra denominada Valencia, una instalación constituida de un único elemento que se repite constantemente, el artista alude a la forma de una hoja de árbol realizada en acrilico transparente, colocada de manera ordenada y simètrica sobre la superficie del muro. Con este mismo motivo realiza combinaciones en cartón, papel y acrilico, en una sucesión de cortinas colgantes, con las cuales logra alternancias visuales que transitan entre lo positivo y lo negativo, o entre lo machizo y lo leve. Este mismo principio lo lleva al plano tridimensional, materializa sobre el lienzo formas monocromas que invaden el formato, como podemos apreciar en Sudarios, Calco A y Calco B.
Los planteamientos de esta exposición guardan reminiscencias con movimientos, gèneros y tendencias provenientes de la tradición pictorica occidental, bien sea por el uso de los materiales emparentados con el arte póvera, o por la recreación de temáticas célebres, como es el caso de la Olimpia de Manet, de la cual deriva el titulo de esta exposición, asi como el nombre de la pieza que protagoniza la muestra. Se trata aquí de una escultura-instalación armada con retazos de alambre, papel, plástico y tela, entre otros componentes, dispuestos en forma de una gigantesca rosa. La puesta en escena propicia una lectura teatral, ya que la pieza se exhibe solitaria en una sala aparte iluminada con luces focales que resaltan las texturas y particularidades de su estructura. La obra yace sobre dos cojines u almohadones blancos, cuya disposición nos recuerda el desnudo acostado que pintara Manet en 1863 para el Salón de los Rechazados en Paris. La Olimpia de Bartolozzi se yergue sobria y majestuosa, en medio del recinto arquitectónico que la resguarda, y provoca en nosotros asociaciones que se corresponden con los significados arquetipicos vinculados al amor y la belleza femenina. Con la realización de esta composición el artista ha podido sublimar la emocion que le causara la contemplación del controvertido desnudo de Manet, el cual marcó, durante mucho tiempo, su sensibilidad como artista. “ La Olympia – confiesa el autor – evocó en mi una pulsión sensual que antes no habia vertida en mi obra y que forma parte de mi vida. Yo vi a esta mujer como una flor y transformé su realidad...”.
Gladis Yunes Yunes
Revista “Art Nexus” # 67 Dic-Feb 2008
Crónicas pag. 159-160.
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